La Iglesia Católica vuelve a dar la nota con su clérigo y su mentalidad depravada. Siguen saliendo mentiras, encubrimientos, tiranía, abuso de poder y pederastia por cada diócesis mientras la justicia mira para otro lado. Más de 1.000 violaciones orales, anales y vaginales y 300 curas implicados
Ha sucedido en Pensylvania (Estados Unidos) durante nada más y nada menos que 7 décadas, especialmente en los años 60, 70, 80 y 90, aunque se tiene constancia de que ha continuado más allá del año 2000. Y no, ya no se trata de una iglesia remota en algún paraje apartado, ya no es un hecho aislado de un cura "enfermo" como ellos acostumbran a catalogarlos... no; estamos hablando de que en 57 de los 64 Condados de Pensylvania están implicados al menos 300 sacerdotes en actos que van desde violaciones anales a orales, pasando por sadomasoquismo y llegando a usar látigos, fustas y armas con menores de edad para conseguir sus deseos más infames.
En este nuevo suceso, la Iglesia junto a sus clérigos demuestra claramente su evolución en el "arte" de manipular, abusar y coartar a menores de edad y es que ya no discriminan: niños, niñas, orfanatos, enfermos recién salidos de una operación hospitalaria... el sacerdocio está corrompido y su mente depravada, siempre bien protegida por una vil Iglesia Católica y por unos mandatarios eclesiásticos y políticos déspotas, arrogantes y tiránicos, que han permitido que los delitos prescriban, que nunca se haya hecho justicia con esos niños y que éstos "enfermos" hayan seguido, inclusive, ejerciendo el sacerdocio o cobrando el salario propio de su cargo.
Mientras tanto, otros muchos compañeros de "Misión" de esos mismos curas disfrutaban de un reparador descanso en un hospital psiquiátrico, sin ausencia alguna de salario ni expulsión del seno de la Iglesia y todo ello por supuesto pagado desde las arcas del Vaticano.
A pesar que muchos de estos casos llegaron a manos de hombres influyentes como por ejemplo Robert Masters, quien por el año 1964 era el fiscal del distrito en Pittsburgh, todos hicieron ojos cerrados al caso. Muy especialmente Masters quien no solo archivó el caso sobre los abusos cometidos por el pastor Ernest Paone en el distrito del cual Masters era fiscal -abusó sexualmente de niños y usó armas con ellos- sino que además tuvo la deferencia de escribir a su diócesis para darles tranquilidad y protección.
Argumentaba en su carta que cerraba el caso a fin de evitar "publicidad desfavorable" para la Iglesia, dejando de manifiesto el enorme poder de la Iglesia Católica en cruel colaboración con las influencias políticas del momento, circunstancias éstas que permitieron a lobos disfrazados de corderos quedar impunes y llenar el distrito de niños indefensos, maltratados, violados, traumatizados y desprotegidos.
Cuando Masters fue llamado a testificar el año pasado (2017) por el caso Peone, argumentó que actuó así por "respeto" al Obispado a la par que para obtener el apoyo Eclesiástico en su carrera política. Sobran las palabras. Tan criminal él como Peone y tan depravado todo el clérigo de la Iglesia Católica de esos tiempos -y de tantos otros...- como la propia Iglesia Católica, el Vaticano y todo aquél que defendió, encubrió y protegió tan vituperables actos.
Cuando el Obispo de la diócesis fue a entrevistarse con este depredador sexual "disfrazado" de sacerdote, no se le ocurrió otra cosa mejor que alabar su sinceridad y animarlo a seguir por ese camino
Pero ahí no acaba el infierno desatado por la Iglesia y sus verdugos. Tenemos por ejemplo la diócesis de Erie (Pensylvania, Estados Unidos) en la que un cura confesó, presa de sus tormentos internos, haber abusado sexualmente de al menos 15 niños durante los años 80, violándolos anal y oralmente. Uno de estos niños sólo tenía 7 años de edad.
Cuando el Obispo de la diócesis, Donald W. Trautman fue a entrevistarse con este depredador sexual "disfrazado" de sacerdote, no se le ocurrió otra cosa mejor que alabar su sinceridad y poco menos que animarlo a seguir por ese camino (el de la sinceridad), dejando completamente de lado en la conversación sus crímenes sexuales.
Lo calificó como "persona cándida y sincera" y lo elogió por tan grandes avances en controlar su "adicción".
Otro de los casos más escalofriantes, por la enorme falta de conciencia y sadismo del sacerdote, sin olvidarnos de la premeditación y alevosía de tal despreciable acto, fue el caso de una niña de 7 años recién salida de una operación de amígdalas, a la cual el cura fue a visitar al hospital con la intención de violarla. Intención que por supuesto fue ejecutada en cuanto inició su visita.
Lamentablemente la mayoría de estos casos han prescrito por el tiempo transcurrido o sus autores han fallecido, todo gracias a la impunidad de los más altos cargos eclesiásticos, su protección hacia los más depravados criminales sexuales y el silencio de los políticos del momento, que lejos de proteger al menor, decidieron salvaguardar los intereses económicos, profesionales y materiales, desamparando a cientos de criaturas inocentes. Por lo que tan sólo 2 de los más de 1000 casos han podido ser llevados ante la justicia.
Ya no hay excusa para justificar a la Iglesia Católica, para ser adepto de ella ni para poner en sus manos a nuestros hijos; lo que afecta a estas alturas no es sólo la pederastia de los sacerdotes, es la Iglesia Católica entera, corrompida de principio a fin, la que causa tales injusticias en el Mundo Terrenal; son los cargos del poder más absoluto los que permiten, para más inri "en nombre de Dios", que siga pasando y que cada día sean más graves los casos que se les escapan de las manos.
Y entre tanto, cientos de niños y niñas llevarán este trauma en sus corazones hasta el fin de sus días, cual pesadilla inagotable que les rasga el Alma y resquebraja su personalidad hasta reducirla a su mínima expresión.
En 57 de los 64 Condados de Pensylvania están implicados al menos 300 sacerdotes en actos que van desde violaciones anales a orales, pasando por sadomasoquismo y llegando a usar armas con menores
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